Pluma del año 2022

Aztecas

La Pluma del Año 2022 está inspirada en los aztecas, su cultura, estética y sus rituales religiosos. La rara piedra preciosa turquesa se consideraba uno de los tesoros más valiosos de los aztecas. En la pieza final del barril, así como en la parte superior del capuchón, la turquesa está incrustada en forma de pequeños discos. Un grabado en la turquesa muestra al águila y al dios de los muertos adornados con plumas. El cañón gris antracita, que tiene un revestimiento de carbono tipo diamante, está adornado con innumerables pequeñas calaveras, que se inspiran en las paredes que se encuentran en el Templo Mayor. La empuñadura es de obsidiana, una piedra preciosa de origen volcánico. 

LA PIEDRA DEL SOL

Los aztecas poseían numerosos mitos sobre la creación de la Tierra y el mundo. Uno de ellos, el mito de los Cinco Soles, se encuentra representado en una enorme piedra de 24 toneladas que se encontró en el Templo Mayor de Tenochtitlán, la capital del Imperio azteca. Los símbolos tallados en esta piedra dividen la era cósmica en cinco períodos, cada uno de ellos gobernado por un sol: el Sol Jaguar, el Sol del Viento, el Sol de la Lluvia, el Sol del Agua y el Sol del Movimiento, que corresponde a nuestra era actual.

CULTURA Y ESCRITURA

Los aztecas plasmaron su rica cultura en los llamados codices, una especie de libros pictográficos que se enseñaban en una escuela que hoy podríamos considerar "pública", puesto que estaba abierta a niños y niñas aztecas de cualquier condición y clase social. Los codices se conservaban en bibliotecas y documentaban acontecimientos históricos, fechas de calendario, tributos y linajes, así como escenas mitológicas sobre la creación del mundo. El Pueblo del Sol dejaba así constancia de su cultura y de su historia mediante secuencias de pictogramas policromados.

INICIO DE LA CREACIÓN

Según la mitología azteca de la creación, antes de nuestra era actual habían existido cuatro mundos, cuatro soles, creados y destruidos por fuerzas divinas. Al principio de los tiempos, Ometéotl (OME), conocido como "la madre y el padre de todos los dioses", creó del vacío del universo los cuatro dioses primigenios Xipe Tótec (XIP), Tezcatlipoca (TEZ), Quetzalcóatl (QUE) y Huitzilopochtli (HUI). Cada una de estas deidades debía reinar en un punto cardinal de la Tierra. Cuenta la leyenda que Tezcatlipoca (TEZ) y Quetzalcóatl (QUE) unieron sus fuerzas para dar muerte a una monstruosa criatura, mitad cocodrilo y mitad pez, llamada Cipactli (CIP), de la cual surgieron el cielo, la tierra y el inframundo. Los dos dioses estaban destinados a gobernar el nuevo mundo.

VOLCÁNICO Y CRISTALINO

Oscura, fría, vítrea, pulida: así es la obsidiana, una roca ígnea que se forma por el rápido enfriamiento del magma volcánico y que se ha utilizado para confeccionar la zona de agarre del Pen of the Year 2022. Los campesinos aztecas empleaban este afilado cristal volcánico para fabricar espadas, puñales y puntas de flecha y de lanza. Además de la clase campesina, en la sociedad azteca existían también comerciantes, esclavos y una clase noble. Sin embargo, todos eran iguales ante la ley y no era infrecuente que, a pesar de todos sus privilegios, los nobles recibieran un castigo mayor al del resto de ciudadanos por el mismo delito. En la mitología azteca, Tezcatlipoca (TEZ), el Dios del Norte, viste ropajes de jaguar y lleva un espejo de obsidiana y un cuchillo de pedernal negro del mismo material.

EL SOL JAGUAR

En la era del primer sol, el Sol Jaguar, encarnado por el dios Tezcatlipoca (TEZ), gigantes humanos capaces de arrancar árboles con las manos poblaban el mundo. Posteriormente se crearon nuevas deidades, entre ellas el dios de la lluvia y la tierra fértil, Tláloc (TLA), y la diosa de los lagos, mares y ríos, Chalchiuhtlicue (CHA). Cuenta la leyenda que en esta primera era surgió un enfrentamiento entre Quetzalcóatl (QUE) y Tezcatlipoca (TEZ), que acabó con Quetzalcóatl (QUE) arrojando a Tezcatlipoca (TEZ) del cielo al mar. Furioso, Tezcatlipoca (TEZ) se transformó en un poderoso jaguar y ordenó a su cohorte de fieros jaguares devorar a todas las criaturas vivientes de la Tierra. Con ello destruyó su mundo, el del "Sol Jaguar".

PLUMAS Y TURQUESA 

Mictlantecuhtli (MIC) —el Dios de los Muertos— adorna la contera del Pen of the Year 2022. En la mitología azteca, cuando crearon el mundo los dioses dispusieron un cielo, una tierra y un inframundo. Las imágenes que nos han llegado de Mictlantecuhtli (MIC) nos lo muestran como una calavera portando como adorno plumas de lechuza. Las representaciones de esqueletos simbolizaban la fertilidad, la salud y la abundancia. De hecho, las calaveras profusamente adornadas constituyen todavía hoy un elemento central de la cultura mexicana, especialmente en el Día de los Muertos. Las plumas —de búho, colibrí o papagayo—eran más apreciadas en la cultura azteca que el mismísimo oro. La turquesa incrustada en la contera y grabada con la imagen del Dios de los Muertos simboliza todo el poder y la magia de esta deidad.

EL SOL DEL VIENTO

En la era del Segundo Sol, gobernada por el dios Quetzalcóatl (QUE), los habitantes que poblaban la Tierra se comportaban de forma poco civilizada e incluso llegó un momento en el que dejaron de venerar a sus dioses. Por eso el dios Tezcatlipoca (TEZ) decidió convertir estas criaturas humanas en monos. Su antiguo rival, Quetzalcóatl (QUE), adoraba a esos humanos imperfectos, por lo que, furioso, desató un violento ciclón que barrió a todos los monos de la Tierra. Con ello puso fin a su era, la del "Sol del Viento".

SERPIENTE EMPLUMADA

Como dios creador, Quetzalcóatl (QUE) tuvo un papel principal en la creación de la Humanidad. Según la mitología azteca, era el dios del sol, el viento, el aire y la sabiduría. Su nombre significa "serpiente con plumas preciosas" —por eso se le conoce también como la Serpiente Emplumada— y es una deidad que se venera desde el siglo I a. C. Más tarde se le atribuiría también la invención de los libros y del calendario. Según los aztecas, Quetzalcóatl (QUE) se adentraba en el inframundo para crear nuevos humanos a partir de los huesos de hombres muertos. Estos huesos tenían distintos tamaños y longitudes, de ahí que, según los aztecas, las personas también seamos de diferente altura y tamaño.

TEMPLOS Y SACRIFICIOS

El cuerpo del Pen of the Year cuenta con un recubrimiento de carbono tipo diamante de color gris antracita que le otorga un aspecto muy marcial.  Las pequeñas y profusas calaveras que decoran el cuerpo están inspiradas en los muros del Templo Mayor de Tenochtitlán, construidos con cráneos osificados perfectamente alineados. Los sacrificios humanos procedían de las llamadas "guerras floridas", que no eran otra cosa que batallas planificadas y coordinadas en las que los guerreros águila y los guerreros jaguar tenían un papel destacado. Los aztecas ofrecían estos sacrificios humanos a sus dioses, especialmente a Tláloc (TLA) y Huitzilopochtli (HUI), que contaban con sus propios altares dentro del Templo Mayor. Todavía hoy encontramos estos muros de cráneos humanos, llamados tzompantli, en muchos edificios históricos de Centroamérica.

EL SOL DE LA LLUVIA

En el Tercer Sol, Tláloc (TLA), poderoso Dios de la Lluvia, proveía a los humanos de ricas cosechas, pero también los azotaba con implacables sequías. Desesperado porque Tezcatlipoca (TEZ) había seducido y le había robado a su mujer, Xochiquetzal (XOC), Tláloc se sumió en un profundo desasosiego y malestar. Dejó que las plantas se secaran y una devastadora sequía azotó el mundo. Las plegarias de lluvia de los hombres desataron la ira de Tláloc, quien lanzó una gran lluvia de fuego que arrasó toda la Tierra. Algunas personas se convirtieron en aves y pudieron escapar. Pero la era del Sol de la Lluvia terminó.

PIEDRAS PRECIOSAS Y AGUA

La turquesa era una de las piedras preciosas más escasas y más apreciadas por los aztecas. En el Pen of the Year 2022 hemos incrustado este material en forma de pequeños discos tanto en el remate del capuchón como en la contera del cuerpo. Esta piedra verde azulada era un tesoro para los aztecas y podemos encontrarla ornamentando máscaras, puñales y escudos, aunque también se utilizaba para rituales consagrados al dios Xiuhtecuhtli (XIU), el Señor Turquesa, casado con Chalchiuhtlicue (CHA), la diosa de los lagos, mares y ríos. El agua era el bien más preciado de los aztecas, cuya cultura se considera hoy extremadamente avanzada. Durante su reinado construyeron diques, acueductos, sistemas de canalización y cultivaron islas flotantes artificiales, llamadas chinampas. De esta forma abastecían a su extensa población de agua potable y alimentos.

EL SOL AGUA

En el Cuarto Sol reinaba Chalchiuhtlicue (CHA), Diosa del Agua, considerada compasiva y benevolente con los humanos. Esposa de Tláloc (TLA) —y se dice que también de Xiuhtecuhtli (XIU)—, se dejó envenenar por las maliciosas afirmaciones de Tezcatlipoca (TEZ), que sostenía que la bondad de la diosa era falsa y que solo actuaba en su propio interés. Atormentada, Chalchiuhtlicue (CHA) se vengó desatando 52 años de lluvias que provocaron una gran inundación en la que todos los habitantes de la tierra, excepto los que se convirtieron en peces, murieron ahogados. Esto marcó el fin de la era del Cuarto Sol.

ÁGUILAS Y CACTUS

El dios Huitzilopochtli (HUI) predijo que los aztecas encontrarían su nuevo hogar allí donde vieran un águila posada sobre un cactus devorando a una serpiente. Tras doscientos años de búsqueda, divisaron la imagen profetizada en el cenagoso lago de Texcoco. El capuchón ranurado del Pen of the Year 2022 simboliza aquel nopal, que crecía sobre el lecho rocoso en medio del lago. El águila se encuentra grabada en la turquesa incrustada en el tapón del capuchón. El lugar en el que, según la leyenda, el pueblo azteca se asentó alrededor del año 1320 es hoy una de las metrópolis más grandes del mundo: Ciudad de México.

EL SOL DEL MOVIMIENTO

Quetzalcóatl (QUE) —la Serpiente Emplumada— no aceptó el exterminio de su pueblo y creó hombres nuevos en el inframundo del Quinto Sol. Huitzilopochtli (HUI) iluminó el cielo y, desde entonces, cada día y cada noche libra una batalla contra su hermana Coyolxauhqui (COY), la diosa de la luna y las estrellas que, de noche, resplandecen en el cielo. Para alimentar el inmenso poder de Huitzilopochtli (HUI), los aztecas le ofrecían sangre humana. Creían que si algún día cesaban los sacrificios o que si la humanidad caía en desgracia, este Quinto Sol se oscurecería y el mundo sería destruido por un gigantesco terremoto.